Serie Max Einstein 1. Un experimento genial by Chris Grabenstein

Serie Max Einstein 1. Un experimento genial by Chris Grabenstein

autor:Chris Grabenstein [James Patterson]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788419004666
editor: Duomo ediciones
publicado: 2022-06-07T00:00:00+00:00


—añadió Max, participando por fin—. Recordad lo que dijo Einstein: «La imaginación es más importante que el conocimiento».

—Oooh —se rio Klaus, volviendo a su voz aguda y el mocho en la cabeza—. ¡Einstein ya lo dijo! ¡Era taaan genial! ¡Amo a Albert Einstein!

Todos en la sala volvieron a partirse de risa. Y Max, la que más.

36

Sobre las diez de la noche, mientras el grupo pensaba ideas para erradicar la pobreza del mundo, Isabl entró en la sala común. La acompañaba Yahav, el agente de seguridad del Shabak.

—Los jueces consultarán con el mecenas y anunciarán su decisión mañana por la mañana. Antes del desayuno.

—Bien —dijo Keeto, que se había unido a los demás participantes después de que le dijesen que había sacado un 7,7 en su examen escrito—. Si fuera después del desayuno, estaría demasiado nervioso como para comer. Y ya tengo hambre. ¡Ese bufé de desayuno estilo kibutz que tenéis aquí es increíble! ¡Ensalada y gofres! Alucinante y kosher.

—¿La puntuación del examen va a ser el único factor decisivo? —preguntó Annika.

—No —respondió Isabl—. También tendrán en cuenta el primer examen, las entrevistas y el comportamiento observado.

«Genial», pensó Max.

El primer examen le había ido fatal.

La entrevista había sido más o menos un desastre.

Y lo que habían observado de ella era que se había apartado de la manada y los malos de la Corporación la habían perseguido por los archivos de Einstein.

Tenía menos posibilidades que una bola de nieve en un microondas.

Aun así, su breve estancia en el Instituto de Implementadores del Cambio quedaría como algunos de los días más felices de su vida.

Estaba rodeada de almas gemelas. Hasta había hecho amigos. Con gente de su edad. Habían puesto a prueba su intelecto una y otra vez. Había visitado otro país. Había visto escritos originales de Albert Einstein. Había probado comida basura exótica.

Hasta había disfrutado del subidón de adrenalina que supuso escapar de los gorilas de la Corporación con su nueva amiga Annika.

—¿El elegido tendrá que trabajar en Jerusalén —preguntó Klaus— o podré volver a mi casa en Polonia?

—Tú, o quien sea el escogido o escogida, será enviado inmediatamente a su nuevo cometido —contestó Isabl—. El lugar está por determinar, depende de la misión. Pero el ganador no podrá quedarse aquí. Tenemos que dar por sentado que la Corporación sabe que nuestra base de operaciones está en Israel.

—¿Qué es exactamente la Corporación? —preguntó Tisa.

—Los malos —respondió Annika.

Isabl dio una explicación:

—Son justo lo opuesto al IIC. Están contra todos los cambios que queremos ver en el mundo.

—¿Por qué? —insistió Toma.

—Bueno, por citar a Albert Einstein…

—Ni hablar —bromeó Klaus—. Eso es cosa de Max.

Isabl sonrió.

—No pasa nada —dijo Max—. Tú también puedes citarlo.

—Y eso voy a hacer: «El miedo o la estupidez han sido siempre la base de la mayoría de las acciones de la humanidad». Y a eso yo añado la codicia. En la Corporación no son estúpidos, pero se aprovechan del miedo para alimentar su ambición.

La sala quedó en silencio mientras todos pensaban en las palabras que acababa de pronunciar Isabl.

—Descansad un poco —dijo ella por fin—.



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